¿Qué nos dirían nuestros recuerdos?
- gestaltcreativa
- 28 mar 2016
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“Hola, me llamo Recuerdo. Todo el tiempo te estaré inquietando, me sumergiré en tu cerebro y tocaré tu corazón. Te haré llorar, reír, enojar, y muchas veces arrepentirte. Mi peor enemigo se llama “si hubiera”, porque si hubieras, yo no existiría. Me visto de tus más grandes errores y de los momentos más felices de tu vida. Me alimento de todas esas noches donde tu llanto es saciable, donde vuelve a apoderarse de ti mi enemigo. Habito en tu presente pero nací en el pasado. No me malinterpretes que no estoy en ti para perjudicarte, sino para que puedas aprender de mí, para que superes a alguien o algo, para robarte sonrisas cuando estés triste, si me dejas. No podrás deshacerte de mí aunque lo intentes, soy algo en ti y vivo ahí justo, en lo que eres. Me meto por tu mente y a veces salgo por tus ojos, con mi mejor amiga, lágrima”.
Según investigaciones realizadas en las Universidades de Lieja y de Ginebra, las emociones se adhieren a los recuerdos, en cambio los acontecimientos neutros, que no movilizan ninguna emoción se olvidan y no influyen en la personalidad.
Las experiencias emocionales perduran y se conservan nítidas por mucho más tiempo. Las emociones estructuran la memoria y actúan en forma selectiva, manteniendo algunos recuerdos y otros no, según sea el estado de ánimo. Estos recuerdos sirven para darle estructura a la identidad, actuar de manera coherente, tomar decisiones y poder proyectarse en el futuro. Se recuerdan con preferencia los sucesos emocionalmente significativos que le dan sentido a la existencia.













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